"No, ya no quiero cantar por cantar
no quiero mas falsedad
ya no quiero mis labios mover
para ofrecer pero nunca dar
y para decir pero no vivir
para cantar por cantar..."
La estrofa anterior forma parte de la canción " Serenata Espiritual" de la banda Torre Fuerte
Y la siguiente es parte de la canción "Dame tu vida" del cantante Juan Carlos Alvarado.
"No basta solo cantar
no basta solo con decir
no es suficiente solo con querer hacer
es necesario morir..."
Aunque técnicamente todo aquel que produce arte en sus diversas manifestaciones es un artista, ser un adorador en la música cristiana va más allá, mucho mas allá...
Para ser un artista es necesario poseer talento, técnica, disciplina y creatividad. Para un adorador esa es solo una parte, es necesario un nuevo nacimiento en Cristo Jesús y una nueva vida con Él, sensibilidad hacia su presencia y una vida que humildemente se somete a su voluntad cada día.
Ministrar en un altar no es lo mismo que pararse en un escenario y tener dominio sobre él, es una responsabilidad del ministro (ya sea cantando o ejecutando un instrumento musical) conectar a todas esas personas que tiene enfrente con la presencia de Dios. Sabemos que nuestro Padre es un Dios Santo que habita en las alabanzas de su pueblo (Salmos 22:3) y por lo tanto, todo aquel que tiene el gran privilegio de servir en su templo frente a sus santos debe estar en completa sintonía con su Espíritu.
Un artista puede actuar sus emociones frente a un público que solo está interesado en disfrutar un momento de su arte y regresar a casa a su normalidad, un adorador es completamente transparente ante la presencia de Dios, sabe que no está en él ese poder para ministrar sanidad y liberación en las vidas, más bien es un canal para que Dios se manifieste. Además sabe que hay un mundo espiritual en el cual está librando una batalla contra fuerzas de maldad que solo pueden retroceder con el poder de Dios mediante una alabanza y adoración genuinas.
Tú no eres la imagen de un producto que espera generar utilidades a través de la fama. Eres un siervo a los pies de Dios, peleando una batalla y creando un gran impacto en las vidas de las personas que tienes frente a ti a través de tus dones y talentos.
Nunca lo olvides!
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